julio 11, 2014

SER POETA NO ES UNA AMBICIÓN MÍA, ES MI MANERA DE ESTAR SÓLO


Cualquiera en su sano juicio se hubiera vuelto loco por ti; ateo siempre fui, al igual que en ti siempre creí. Sabes bien que siempre le tuve miedo al olvido, más que a la rutina.
De recuerdos no vive la gente, pero si los recuerdos son lo único que se tiene ya el presente no significa nada. Que en el recuerdo está la respuesta, que es lindo recordar. Por eso yo no te olvido, por eso es que te escribo.

Aun extraño esos momentos que jamás escribimos; extraño todo y nada de ti, extraño un poco eso que nunca me diste; esa parte de mí, que se fue contigo. No voy a mentir; te extraño como a nadie. Sin ti mi vida está condenada, cada vez iré sintiendo menos, y recordando más. Me volveré casi tan vacío como el silencio que me guardas.

Estoy entre los que vive en novelas de Tolstoi, los que viven en los párrafos de Poe y los nihilistas; los que mataron a Dios; los que no mueren hasta no haber vivido en las frases de Goethe. Viví como Zaratustra: En un péndulo entre la guerra y la paz, para morir como Fausto; y cargaré con la responsabilidad de sus errores, sin dudar, sin reclamar. Únicamente porque te quiero.
Yo nunca soy yo porque siempre vivo una despersonalización, si lo soy, es por instantes; mi personalidad es no tener una constante.



“Cuando se es un poco de todo;
Te conviertes en mucho de nada.”


“La vida sigue” dicen por ahí, pero a veces no sigue, a veces sólo pasan los días.
Opinaba que toda belleza residía únicamente en una sonrisa; después de cuatro años, me recuerdas que la belleza reside en toda tu; que fuiste el amor de mi vida, de mis días, de mi momento; que te quise y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser, que fuimos un cuento mal contado. 
¿Hasta qué nivel debo de llegar para mostrar el verdadero significado de la vida?

Te amé tanto que vivía para revivirte en cada instante. Una mirada, una palabra tuya, me ha dicho más que toda la ciencia de este mundo, que toda sencillez en ti es un arte. Para el hombre que conoce el mundo no hay nada bueno. No intento amarte más allá de la vida, pero si hay algo más allá de la muerte, espero entonces seguirte amando.


Eres tan tenue 
Como la luz que alumbra en mi vida; 
La más madura fruta prohibida. 
Tan diferente 
Y parecida 
A la tormenta que se llevó mi vida.





diciembre 28, 2013

CARTAS: HACE 365 DÍAS.

La otra noche divagaban mis ideas y asentaba mis pasiones tras el silencio tenue de la luz nocturna, cuando un viejo amigo, muy desvalijado por la vida, me elogia. El me pide un favor, de esos que no se le hacen a cualquiera, esos que salen del alma sin consultarlo, pero muy bien planeados. Este joven de semblante acabado, deslucido y agotado, me encuentra como el personaje perfecto para escribir una dedicatoria sobre quien él solía amar, esa persona que le importaba más que su propia felicidad. De mi mano estaba que esa carta fuese un regalo que trascendiera la vida, que llegara más allá de la muerte, pues un regalo póstumo no lo recibe cualquiera.



“De mí, para ti; todo esta lo que aprendí de ti, de mi esta todo lo viví, la persona que describo es una persona muy a cercana a mí, una persona muy especial. Diré que ella era una chica de pequeña estatura, un gran carácter; sin contar su gran corazón, ojos marrones (los más hermosos que podría haber visto en vida), era blanca como la nieve. Aprendí muchas cosas de ella: aprendí respeto, paciencia, tolerancia, carácter, me educó de forma única; tenía una sonrisa increíble y ese era el examen de todas mis lecciones.
Fue mi mejor amiga, la mejor consejera que podría haber tenido; tenía un gran sentido del humor, por muy duro fastidioso, hasta muy gris que el día se tornara, ella sabia como alegrarme. Con uno de sus abrazos siempre estuvo pendiente de mis miedos. La mejor crianza, la mejor educación, y me dio el más grande regalo que me habrían podido dar: su presciencia. Nunca podría olvidar su comida; era la mejor a decir verdad. Cuando ella enfermaba siempre desvelaba por cuidarla. Aunque a ella no le gustara su cumpleaños, para mí era un gran día; ella se pondría más hermosa de lo que era.
Tengo algo más que decir sobre ella; y es que siempre tenía razón.... De mi, para ti; gracias a ti por los mejores recuerdo que lograste brindarme, por estas grandes cosas que aprendí, por enseñarme lo que puedo lograr si me lo propongo.

De mi, para ti... Siempre serás la mejor abuela.

¡Feliz cumpleaños!”


Olga Judit Gonzalez Carroz
24/12/1932-6/11/2013

octubre 26, 2013

POR TANTO BUSCAR ME OLVIDÉ HASTA DE MI.

Lloré una mañana en la que no recordaba quien era, o quienes era, da lo mismo; sigo siendo el mismo de siempre, o los mismos de siempre. Ese fue el comienzo del día más caótico de mi vida, o podría decir que fue el inicio de la vida más caótica, ese día. Recuerdo mi mirada fija en mi, todo aquel odio que solo un alma encarcelada podía sentir fluir dentro de su existencia como cualquier mortal sentía la mordida del desprecio, me miraba y me volvía a mirar y me hablaba, pero me hablaba a susurros, sin mencionar nada.

-Ya ríndete, nada es tan imposible como hacerte lograr todo lo que no puedes. –Susurraba por debajo de mi oído.

-No tengo toda la noche para escucharte… -Respondí en tono altanero. –Ya cállate y ayúdame, sirve de algo o mejor vete.

-Sabes bien que no me iré. –A regañadientes, como obligado.

Seguía mi labor de tropezar sin caer, me mantenía de pie, algo manco y quizás errante, pero miraba firme mi paso, sin perder de vista el camino. Fue cuando comencé a llorar, de la nada, no podía detenerme a cerrar los ojos y tampoco podía ver por el mar de gotas que tenía en la mirada, así que decidí abandonar el camino.

-Mejor renuncio y dejo que todo siga su curso, como debe de ser. –Me decía internamente con la intención de creerme relajado. –Que sea lo que Dios quiera.

-Tu Dios, querrás decir… -Inmediatamente me respondí sin diatribas, con más odio que al comienzo del día. Si te vas a rendir, nos rendiremos hasta la muerte, pero que nadie pueda llamarme enemigo porque, de mi parte, yo ya me rendí. -Diciendo esto me alegré y debo admitir que fueron palabras de poder.

-Pues no soy un demonio aun, así que algo habré avanzado. ¿Qué tan largo está el camino? La vida es un viaje forzoso, al menos para algunos. –Ya había dejado el pesar, se sentía muy tranquilo como el viento me llevaba la contraria, para dificultar mi travesía de personalidades.

El paisaje se despejaba de las penumbras nieblas, se veían montañas y playas, rocas, desiertos y pantanos brillantes, emocionados. Todo parecía tranquilo y callado, solo escuchaba el viento sin prisa, solo cantaban los animales por instinto. ¿Era todo tan tranquilo dentro de la realidad o es que ya estaba existiendo en otro plano físico? Parecía un sueño, o parecía una ilusión, no sé muy bien lo que parecía, pero se que todo pertenecía a mi mundo, el mundo de mis pensamientos. 

-Parece largo, pero también muy corto, hay mucha gente en el pero te aseguro que ninguno dispuesto a ayudarme. Pero el final ha de llenar este espacio vacío. –Me decía positivo, aunque mentiroso.


-Y es que por tanto buscar, me olvidé hasta de mí.


Algo inestable, es como si te sintieras débil. Eres tú, solo que más sumiso.

agosto 07, 2013

YO ERA TU MISMA EXISTENCIA.

La retorica que presentan ciertas culturas sobre los eventos que anteceden los cambios de actitud son, en una descarada improvisación, subjetivas a rabiar y, a la vez, sujetadas a un sinfín de cadenas de lo que comúnmente conocemos como Ignorancia Colectiva. Una idea que presume de ser trascendental, tan buena que sobrepasa los límites del mal, y del mismo bien, como tal.

Cuan irritante el colirio del joven placebo pasado de edad que quiere convertir tu consciencia en la encrucijada del ‘nunca cambies’ y la característica más instintiva y natural de la biología que es aprender de las experiencias. Efímero fue creer que así lo fue, pues parece que ignorar la ciencia es más complaciente que vivirla. ¿Cómo puedes ‘no cambiar’ cuando te han ocurrido tantos eventos catastróficos? Es decir; no puedo concebir que Dios (mejor dicho “eso”) esté montándote pruebas a diestra y siniestra (más siniestro que diestro), sin rogar una inspiración que convenga en un cambio de actitud. ¿Para mantener intacta tu fe o para odiarla? ¿Quién gana: el que cambia o el que no cambió nunca?

¿Era necesaria tanta desdicha y desgracia, o desgracia y desdicha? Uno sobrevive como puede, así es el ser humano, una evolución, como el Venezolano. Sin embargo existen hechos que, en la penumbra; y la llamo así porque así se le debe llamar a la religión; no tienen rostro en la existencia del individuo. Así pues, se convierten en situaciones extravagantes con la excusa de ser una prueba. ¿Era realmente necesario? No se salva ni el más probo, aun cuando desde nacido, su destino era ser póstumo.


Tan sencillo como darnos cuenta del problema que significa ser humano, somos una peste después de todo. La naturaleza sobrevive a pesar de nosotros, ella sigue siendo naturaleza.

"La desdicha es diversa. La desgracia cunde multiforme sobre la tierra.
Desplegada sobre el ancho horizonte como el arco iris,
 sus colores son tan variados como los de éste
y también tan distintos y tan íntimamente unidos."

-Edgar allan Poe.

julio 08, 2013

LAS PALABRAS DICEN MUCHAS COSAS QUE NUNCA DICEN NADA

Ya había realizado aquella premisa de batallas y relámpagos bailarines cuando se percató de las interminables sombras que se escondían detrás de su muerte. Como un llanto se inclinó hacia el camino de las sombras pero fue más precisa la desaventura del silencio y se preguntaba por qué los canarios habrían de estar corriendo si ellos pueden volar. Fue entonces cuando la lluvia se venía sobre sus hombros, enfriando su cabeza, evaporando sus pensamientos.

Supuse que debía seguir existiendo la teoría de un demonio juguetón, así que lo vi sentarse bajo el cielo mojado y le grité algunas casualidades, que corrían por la comisura de mi entrecejo, con la intención de influirle la fuerza para despojar su cabeza de las lagrimas del viento. Mientras se acercaba el final de la lluvia me sonrió desfigurado y entendí que debía internarme en su anécdota. Era una balanza desequilibrada, puesto que yo estaba más allá de esa persona que trascendía lo individual y era como yo.

Debía conocerlo, era el destino quien quería con tal capricho, sin embargo es el individualismo quien se opone a su malcriadez e impone disciplina, como este extraño compañero de cuarto a mi lado que sonreía sin ningún motivo y yo lo miraba perdido, entre mis iras y depresiones. Me senté a escucharme… Perdón, quise decir escucharlo; me contaba de una historia fascinante y exprimida, una historia sin motivos de ser vivida.

“Ayer cuando abrió los ojos
Por la mañana y apresuraba mi alma;
Los recuerdos se conectaban todos con ella…
¿La he perdido otra vez?
Es posible que en medio de un  para siempre
Los fuertes vientos
Me hayan sacudido el interior…”

Admito no haber entendido lo que decía, sus palabras sonaban con un tono dulce canción, no me miraba a la cara y se mantenía sin tartamudear. Yo lo miraba inerte, no lo había notado hasta que terminó su historia.

“Ella se ha convertido en mi adicción,
Mi obsesión abstraída de mi mente;
Para oír tu voz
Me extiendo hacia el sol…
Comer me hace pensar en ti,
Esta ciudad se ha convertido en tu rostro;
Estrangulándome en mi propio silencio…
¿Le he perdido otra vez?
Con la posibilidad de siempre;
Los fuertes vientos me han sacudido el interior,
El sol apenas da de sí mismo.
Estoy estrangulado en mi soledad,
Bloquea esto antes de que desaparezca…” 


Siendo esta última palabra dicha sonreí, la canción había sido derribada por las palabras de una fuerte consciencia dividida. No cabría destacar muchas cosas del pasado tras la lluvia, cuando el sol salía después de las nubes, más allá del horizonte, por detrás de los edificios. Se levantó del suelo húmedo y se despidió de mi con un gesto de indiferencia, sin siquiera mirarme a los ojos, sin verse a sí mismo. Yo me quedé desparramado sobre las gotas que, calientes en el suelo, relajaban mi cuerpo.

El sol comenzaba a reflejar sombras en mi cara, por fin comprendía el camino de las sombras que solo aparecen cuando todo es claro y no se esperaba nada de lo que se miraba. 


Yo he vivido situaciones realmente precarias, pero nada tan horrible como la precariedad mental.