Lloré una mañana en la que no recordaba quien era, o quienes
era, da lo mismo; sigo siendo el mismo de siempre, o los mismos de siempre. Ese
fue el comienzo del día más caótico de mi vida, o podría decir que fue el
inicio de la vida más caótica, ese día. Recuerdo mi mirada fija en mi, todo
aquel odio que solo un alma encarcelada podía sentir fluir dentro de su
existencia como cualquier mortal sentía la mordida del desprecio, me miraba y
me volvía a mirar y me hablaba, pero me hablaba a susurros, sin mencionar nada.
-Ya ríndete, nada es tan imposible como hacerte lograr todo
lo que no puedes. –Susurraba por debajo de mi oído.
-No tengo toda la noche para escucharte… -Respondí en tono
altanero. –Ya cállate y ayúdame, sirve de algo o mejor vete.
-Sabes bien que no me iré. –A regañadientes, como obligado.
Seguía mi labor de tropezar sin caer, me mantenía de pie,
algo manco y quizás errante, pero miraba firme mi paso, sin perder de vista el
camino. Fue cuando comencé a llorar, de la nada, no podía detenerme a cerrar
los ojos y tampoco podía ver por el mar de gotas que tenía en la mirada, así
que decidí abandonar el camino.
-Mejor renuncio y dejo que todo siga su curso, como debe de
ser. –Me decía internamente con la intención de creerme relajado. –Que sea lo
que Dios quiera.
-Tu Dios, querrás decir… -Inmediatamente me respondí sin diatribas,
con más odio que al comienzo del día. –Si te vas a rendir, nos rendiremos hasta
la muerte, pero que nadie pueda llamarme enemigo porque, de mi parte, yo ya me rendí. -Diciendo esto me alegré y debo admitir que fueron palabras de poder.
-Pues no soy un demonio aun, así que algo habré avanzado. ¿Qué
tan largo está el camino? La vida es un viaje forzoso, al menos para algunos. –Ya
había dejado el pesar, se sentía muy tranquilo como el viento me llevaba la
contraria, para dificultar mi travesía de personalidades.
El paisaje se despejaba de las penumbras nieblas, se veían montañas y playas, rocas, desiertos y pantanos brillantes, emocionados. Todo parecía tranquilo y callado, solo escuchaba el viento sin prisa, solo cantaban los animales por instinto. ¿Era todo tan tranquilo dentro de la realidad o es que ya estaba existiendo en otro plano físico? Parecía un sueño, o parecía una ilusión, no sé muy bien lo que parecía, pero se que todo pertenecía a mi mundo, el mundo de mis pensamientos.
-Parece largo, pero también muy corto, hay mucha gente en el
pero te aseguro que ninguno dispuesto a ayudarme. Pero el final ha de llenar
este espacio vacío. –Me decía positivo, aunque mentiroso.
-Y es que por tanto buscar, me olvidé hasta de mí.
![]() |
Algo inestable, es como si te sintieras débil. Eres tú, solo que más sumiso. |