-¿Por qué estaba muerto? -Decía mi aun no desarrollada conciencia, preocupada por la vida sin vida. -¿Por qué todo sucede en este momento en el que empiezo a vivir? ¿Será que merezco la peor de las suertes? ¿Acaso llegué a cometer tan atroz buena voluntad? -Entonces entendí que tenía años viviendo muerto.
La muerte a esta muerte llegó a mis manos como un libro, digitalizado en ideas. Como toda naturaleza es el libro abierto más hermoso de la humanidad, mi naturaleza tenía millones de muertes y mi libro no tenía letras, estaba muerto, al igual que yo.
Abrí mi mente y tomé mi corazón inerte entre mis manos. Le dije a mi compañera que lo había hecho, esta simplemente me clavó una mirada tan expresiva como un poema y sonrió.
-Eres la criatura más bella que por mi vida se ha podido cruzar. -Le dije sin vacilar, pues estaba comenzando a vivir. Su sonrisa era mi deseo, sus ojos me pedían que lo deseara, sus ojos eran los más hermosos que jamás, incluso mientras estuve muerto, había visto. -Mis ganas de besarte son proporcionales a tu mirada. -Terminé la frase con una sonrisa ridícula, pues apenas comenzaba a vivir.
Dejé mi corazón en su lugar, esta vez latía vivo, vivía la vida como en las películas. Mi corazón dio un suspiro y mi compañera lo observó dudosa y me dijo al oído lo que le asustaba mi muerte.
-Estabas muerto, viviendo con tu soledad junto a mi. -Lanzó una carcajada catatónica, innecesaria pero tan hermosa como su dulce voz. -Déjalo ahí y vente conmigo a pecar. Vivamos lo que no viviste estando muerto. -Me tomó de la mano me llevó a un lugar escondido, donde todos sus pecados se convirtieron en mi sueño.
Deseaba tanto su cuerpo que el mio vibraba de emoción al verlo desnudo, mientras mi mente se enfocaba en el infierno, la compañía que desde aquí me conmueve.
-Quiero ser parte de un universo donde solo existas tu y me dejes tener lo que quiero. -Le dije sin pensarlo dos veces, me emocionaba la idea de tener en mis manos tal perfección. -Tu cuerpo es todo lo que hoy quiero, no me pidas más que eso, mañana querré más. -Me miró con la alegría de mil niños.
Entonces mi alegría fue inversa a la velocidad en que su cuerpo se aburrió de mi. Me di cuenta por que comencé la noche soñando y me terminé del insomnio. Entonces tanta perfección que crece con lo que le hace mal, termina siendo lo mismo de toda la vida, o debería decir "La muerte".
Eso marcó un error vital en mi vida, mi muerte era inminente, el libro de la verdad me llenaba de poder pero no aniquilaba mi amargura. Siendo sincero, nunca sentí amargura, solo un golpe tan fuerte en mi conciencia que mi cuerpo se encontraba dando vueltas. Fue que por ingrato, me encontraba flotando congelado como al principio, por unos minutos caigo desplomandome en la nada, porque así se decidió.
Me sentí lo suficientemente arrogante como para aferrarme a lo que no era mio, lo que jamás podría obtener. Dada mi inquebrantable naturaleza de luchador, jamás darse por vencido era lo más normal en mi, así que me puse a trabajar en buscar por aquí lo que no encontraba por allá, porque estaba muerto.
Regresé al cielo, su clima tranquilo y relajado, todo lucía tan feliz. Miraba desde mi nube su perfecta belleza, que aun estando muerto deseaba. Estaba frío, congelado y flotando en la muerte, porque estaba muerto. Miré mi corazón encerrado en el recuadro de mi mente, lo escondí detrás de las colinas del olvido, donde fui olvidado cuando nací muerto.
-Vivía sobre la muerte y la muerte me mató. -Le dije a mi compañera mientras relataba como viví la muerte. -Te he deseado tanto que no podía seguir viviendo, así que me quité la vida pero seguía deseándote aun después de la muerte. No sabía que desearte tanto y no poder tenerte era como estar muerto, aunque ya lo estaba, por que estaba muerto.
Solo la muerte podía acabar con la vida de un muerto, cuando la muerte llevaba los ojos más hermosos tomados de la mano con la sonrisa más satírica, escondidos tras las curvas de una mujer.