junio 01, 2012

UN GUERRERO QUE REPUDIA EL AMOR

Soñé que la miraba con otros ojos, en el mismo lugar donde la vio con los más hermosos ojos con los que alguna vez vio a una persona. Inmediatamente supo que algo estaba mal, había cambiado, estaba como poseída y a su demonio podía ver como la rodeaba con sus asquerosos y desabridos brazos, solo le hacía pensar en una cosa.

Pensaba en correr hacia su imagen inocente y atravesaría, con su espada, en el pecho; ligeramente a la izquierda. Era muy arriesgado, demasiada adrenalina y, tal vez, las dudas de si estaba, o no estaba, equivocado. Se arriesgó y empuñó su espada y corrió hasta su muerte. Ya no era tan inocente, era un dragón de 2 cabezas, o tal vez solo fueron dos cabezas las que pudo ver antes de caer arrebatado contra el suelo, por su fuerte piel sin sentimiento que no se dejaba penetrar. 

Sacudió la cabeza como para alejar el aturdimiento de ese golpe, la miró a una de sus cabezas, la cabeza en jefe, y la retó con la mirada. Como si no fuese mas fuerte que el, escapó y corrió tras ella, sin alcanzarla, se detuvo a unos pocos años luz. 

Por suerte me despertó el ruido de las nubes, el silencio que esconde un misterio, de aquellas nubes que, cada mañana, dibujaban en el cielo su sonrisa maltratada. 

Poco después ocurrió un encuentro, se miraron, se reconocieron y con una sonrisa catatónica, se ignoraron. Ellos sabían lo que el pasado les estorbó y conocían sus destino.

Las nubes fueron, en su silencio, testigos de los misteriosos sueños que, detrás de tu sonrisa y tu cuerpo exacto, esconden un sentimiento.


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